Cómo ayudar a una persona que sufre Alzheimer
Cómo ayudar a una persona que sufre Alzheimer
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Facilita al enfermo información sobre su entorno.
Calendarios, relojes, agendas, etc; elementos de esta índole
proporcionan al enfermo de alzheimer una información que, además de
serle de gran utilidad, le ayudan a ubicarse y a situarse en el ‘aquí y
ahora’. Además, el hecho de que sea él mismo el que vea qué día o qué
hora es contribuye a minimizar su angustia y a que se sienta más útil e
independiente.
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Acepta las limitaciones que impone la enfermedad.
El alzheimer es una enfermedad muy aparatosa: limita drásticamente
el radio de acción del enfermo así como el número de actividades que
puede realizar. No trates de luchar contra esto, sólo conseguirás
frustrarte tú y frustrar al enfermo. Acepta la nueva realidad, acepta
que las cosas ya no son cómo antes y ponte manos a la obra para ayudar
al afectado, es lo mejor que puedes hacer por él, pero también por tí
mismo.
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La comunicación con el enfermo:
uno de los aspectos más importantes a la hora de cuidar a un
enfermo de alzheimer, pero al mismo tiempo uno de los más complicados.
Ten en cuenta que el afectado por esta enfermedad suele encontrar muy
difícil comunicar sus ideas y comprender las de los demás. Por ello, es
conveniente que cuando te dirijas al enfermo, lo hagas utilizando
palabras sencillas en un tono calmado y sosegado. Por otra parte, cuando
veas que está intentando decirte algo y que le cuesta encontrar la
palabra adecuada, ayúdale a expresarse, pero no le interrumpas, ya que
sólo conseguirás que se desespere aún más. Un ambiente sosegado y
calmado, libre de interferencias del exterior, puede ser de gran ayuda
para fomentar una buena comunicación con una persona que sufre
alzheimer.
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Las tareas del día a día.
La más sencilla de las tareas se puede convertir en un auténtico
rompecabezas para una persona que sufre alzheimer. Vestirse, bañarse,
atarse los cordones de los zapatos, este tipo de acciones pueden ser muy
frustrantes para el enfermo, que se da cuenta de cómo va perdiendo
capacidades y de que es incapaz de hacer algo tan sencillo por cuenta
propia. Es en estas tareas del día a día en dónde vas a tener que
ayudarle con más paciencia y dedicación. Una buena idea es fomentar una
dinámica basada en el ‘paso a paso’. Por ejemplo, colócale la ropa en el
armario de tal forma que lo primero que coja sea la ropa interior,
luego los pantalones, luego la camisa, y por último los zapatos. Haz que
cada tarea se torne en una rutina, así lograrás que pueda poner un
cierto orden en su vida.
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El miedo.
La pérdida de memoria en los enfermos de alzheimer provoca que
desarrollen un miedo muy intenso a cosas tan sencillas como darse una
ducha, salir a dar un paseo o ver una película. Al no ser capaces de
reconocer estas situaciones, los enfermos de alzheimer las perciben como
muy amenazantes. Ayúdale, explícale con calma y con paciencia qué es lo
que está haciendo y cómo le vas a ayudar. Dale su tiempo, no le
fuerces. Anima y estimula al enfermo para que sea él mismo, dentro de
sus propias limitaciones, el que haga las cosas. Si se trata de
ducharse, explícale qué es el jabón y cómo se usa, hazle comprender que
después de ducharse hay que secarse y que para eso están las toallas,
etc. Haciendo esto conseguirás que el enfermo entienda qué es lo que
está ocurriendo y que se sienta apoyado, lo que hará que su miedo vaya
disminuyendo gradualmente.
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Visitas al médico.
Cómo consecuencia de su pérdida de memoria, el enfermo de
alzheimer irá descuidando poco a poco su salud. Por esta razón, es
especialmente importante que te asegures de que visita a un médico con
regularidad. No se trata de ver en qué estado se encuentra su alzheimer,
sino de comprobar cómo está de salud el enfermo, ya que llegará un
punto en el que puede que no sea capaz de proporcionar esta información
por cuenta propia.
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Cuídate.
Si tú no estás bien no podrás ayudar al enfermo de alzheimer; y
necesita tu ayuda, aunque no te la pida. Come bien, haz deporte y lleva
un estilo de vida saludable. Pero lo más importante es que seas capaz de
dejar la enfermedad de lado en tus ratos libres, ya que de lo contrario
puedes caer en la desdicha muy fácilmente. De hecho, las estadísticas
indican que las personas a cuyo cargo se haya una persona enferma de
alzheimer tienen muchas más posibilidades de sufrir una depresión.
Cuando estés con el enfermo dedícate a ayudarle, pero cuando estés en
tus ratos libres dedícate a disfrutar de la vida, llama a tus amigos, a
la familia, etc.
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Quiérele.
Puede que no te reconozca y que por ello se muestre desconfiado,
pero eso no quiere decir que el enfermo no necesite de tu afecto. Nunca
puedes estar seguro de qué es lo que pasa por su cabeza, pero lo que sí
puedes dar por hecho es que el enfermo de alzheimer precisa del contacto
y del calor de otras personas. Él, más que ninguna otra persona,
necesita saber que no está sólo en el mundo. Por ello, aunque no te
reconozca, no dejes de regalarle una sonrisa, un guiño o un abrazo cada
vez que lo veas. No cabe duda de que te lo agradecerá.
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